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Solo hombre y mujer, no importa su raza, religión, posición económica ni "orientación sexual" |
Esta es una reflexión surgida de la lectura de algunas ponencias de las XXIII Jornadas de Derecho Civil (1) realizadas en Tucumán que con toda maestría demuestran la inhumana irrazonabilidad del matrimonoide gay pero que caen en cierta trampa: Me gustaría ver desterrado en la recta doctrina jurídica y también del periodismo el concepto de "matrimonio heterosexual" por superfetativo, incorrecto y confuso. Superfetativo porque la definición primaria de "matrimonio" no admite alternativas sobre su composición bipolar mujer-hombre, incorrecto porque el matrimonio hombre-mujer es plenamente válido cualquiera sea la orientación sexual de sus integrantes (2) y confuso porque admitiría "a contrario sensu" la existencia de un matrimonio "no heterosexual", siendo además que la "heterosexualidad" es un discutible término que solo ganó carta de ciudadanía por oposición a la "homosexualidad" observada por un médico en una minúscula proporción de individuos. Incorrección por incorrección es más correcto referirse a un matrimonio "normal" simplemente. Me acuerdo que en USA tienen el privilegio de sentido común de llamar a los "heterosexuales" como "straight"
(1) Algunas de ellas las he volcado en la página "Derecho de Familia" del presente blog
(2) La tristemente incorrecta e insultante pretensión de llamar "matrimonio igualitario" a la tergiversación del matrimonio surgida de la ley 26.618 no tiene en cuenta no solo que es "desigualitario" para los niños (al privar a algunos de su derecho a tener padre y madre) sino que además el matrimonio hombre-mujer era plenamente "igualitario" al menos en nuestro país: no admitía ningún impedimento por razón de raza, religión, posición económica u "orientación sexual" de los contrayentes
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