Quien es la chica brava que calentó a Anibal Fernandez. MDZ on line
"No al nuevo Código Civil que promueve el aborto, la eutanasia, la homosexualidad, la drogadicción, el ateísmo y el divorcio", decía el cartel que sostenía una joven durante los cacerolazos del 8N en Mendoza. La
fotografía, tomada por Marcos Ballarini para
El Sol, fue replicada por varios medios afines al Gobierno y por el senador Aníbal Fernández, quienes catalogaron la imagen de "violenta
Y esto publicó su padre en defensa de Florencia:
Pablo Marianetti salió a defender a su hija quien es considerada como la chica "Brava" que enojó a Aníbal Fernández por sus carteles contra la reforma del Código Civil.
El hombre, empleado judicial de muchos años en Mendoza, compartió su opinión mediante un escrito que aquí transcribimos:
Por qué “no” al nuevo Código Civil
Muy pocas personas saben cuáles son las reformas que prevé el nuevo código civil, en pocas palabras, se puede decir que está “legalizando un desorden”.
Promueve la manipulación de embriones producidos en fecundaciones in Vitro, a los que permite argumentando que no se trata de personas vivas, y que por lo tanto los embriones pueden ser utilizados en todo tipo de investigaciones, tratamientos médicos, incluso ser comercializados.
Aquí se puede aplicar más que nunca aquello de que “abortar es asesinar, aunque el cadáver sea muy pequeño”.
Entonces, luego podría agregarse que hasta no se implante el embrión en las paredes del útero materno en la concepción biológica usual, tampoco existe vida y por lo tanto, podrá justificarse todo aborto antes de ese momento, lo que resulta imposible en la legislación actual que entiende bien el inicio de la vida.
Todos lo intuimos, porque es ley natural, desde el momento de la concepción hay vida, ya sea un embrión humano congelado (duerme pero está vivo), hasta un pequeño embarazo de un instante en un vientre materno, contiene vida y persona viva.
El nuevo código civil propone eliminar el artículo 16, que expresa que todo a aquello no consignado en ley de modo expreso puede remitirse a los principios generales del derecho, que son la ley natural, la ciencia, el bien común, la moral, la ética, la religión, las buenas costumbres, la lógica, todo aquello que el hombre ha atesorado como sabiduría a lo largo de la historia y que constituye una fuente valiosa para elaborar leyes que organicen nuestra vida en sociedad.
Al eliminar estos principios, sólo que la última letra escrita por los legisladores de turno en el congreso, lo cual, como la experiencia señala, suele ser muy limitada y no abarca todas las cuestiones posibles en los casos jurídicos, ni siquiera el pensamiento del pueblo, más bien obedece a ciertas ideologías predominantes o simplemente a intereses pragmáticos y coyunturales. Además, al no remitirse a estos principios generales, puede legislarse prácticamente por cualquier razón cualquier cosa, aún leyes sin moral ni ética, o leyes que no respondan al bien común, ni a la ley natural, ni a las necesidades de las generaciones futuras.
Es así como se puede legalizar la tenencia de drogas en pequeñas cantidades, proyectos que ya se sugieren desde algunas esferas del poder, o bien autorizar la eutanasia (presentado como muerte digna) para aquellas personas a quienes les toque el sufrimiento de alguna enfermedad dolorosa o personas muy ancianas cuyas vidas no se justifiquen a entender de sus parientes directos. Otro asesinato: más que muerte digna se llama eutanasia, curiosamente llamada “buena muerte”.
El gran médico que vivió en el siglo V antes de Cristo, llamado Hipócrates, redacto un juramento que los médicos pronuncian al recibirse hasta el día de hoy, que lo compromete a no dar remedio alguno a nadie para provocarle la muerte por ninguna razón, ni dar pesarios abortivos a ninguna mujer. Este hombre sabía hace dos mil quinientos años que la ley natural existe y que el iniciio y el fin de la vida corresponden a Dios, o a la naturaleza misma si se prefiere pensar. No al hombre.
Este nuevo código civil lo olvida y prepara el terreno para errores de todo tipo en tal sentido.
También se busca borrar de la ley de toda alusión a Dios y a la religión católica, como por ejemplo, ya no dirá “nombre de pila”, porque remite a la Pila del Bautismo. En un país donde el ochenta por ciento de la población está bautizada. Ni tampoco podrá decirse la palabra “calendario gregoriano” porque remite a un Papa llamado Gregorio. Esperemos que no se les ocurra quitar a Dios del preámbulo de la Constitución Nacional como “fuente de toda razón y justicia”, porque necesitaremos su protección también en el futuro. Grave error. El peor error es creer que no se necesita la ayuda de Dios. Pero bien, sigamos con el Código Civil que hoy se pretende reformar.
El nuevo Código Civil promueve también más divorcios, porque serán sencillos y expeditivos, casi se diría, trámites de divorcio exprés y porque anulará la posibilidad de una separación, fundamental para no destruir el vínculo matrimonial. No existiría ha la posibilidad de sólo separarse. La infidelidad no será causa de resarcimiento económico para la parte de la víctima y por lo tanto también podrá decirse que promoverá la infidelidad de algún modo, porque no castiga tal injuria.
Entre los cónyuges reducirá las obligaciones sólo al deber de asistencia familiar como alimentos, suprimirá los deberes de fidelidad, hasta el deber de cohabitar, peor aún que el matrimonio mal llamado igualitario (entre dos personas homosexuales) tiene la obligación de cohabitar, es decir, que pasaría a ser una institución más seria y formal que el verdadero matrimonio entre un hombre y una mujer.
Además, para que ese matrimonio igualitario o cualquier persona sola pueda tener hijos, promueve el alquiler de vientres (ya que la ley natural no lo permite) toda una explotación de la mujer que alquila su vientre, semejante a la esclavitud o peor aún y también negará la identidad al niño nacido que no sabrá quién es su madre. Un verdadero desgaste legal, moral y ético. Un verdadero compendio de todo lo que no se debe hacer.
Los obispos de la Conferencia Episcopal nos advierten de los peligros de llevar adelante este nuevo Código Civil, al igual que numerosos catedráticos de la ley y muchas personas de bien que intentan preservar la leyes que nos han regido a los argentinos por tantas generaciones, desde Dalmacio Vélez Sarsfield hasta nuestros días. El tema es más extenso y existen más puntos oscuros, como la pérdida de la patria potestad de los padres ante una denuncia de sus hijos, por ejemplo. Pero vale señalar la gravedad de estas propuestas.
Por tanto, y sin el ánimo de ofender a ninguna persona, sino con el propósito de señalar los males que pueden afectarnos a todos los argentinos, a nuestros hijos, nietos y bisnietos, incluso a quien escribe, que corre tantos riesgos como cualquier persona de verse perjudicado por malas leyes, pidamos “No al nuevo Código Civil”.
Sin ponernos un letrero que dice “Prohibido pisar el césped”, servirá para que muchas personas no pisen el césped, algunas personas igual lo harán, transgrediendo lo escrito, pero serán pocos. En cambio, si el cartel dice “Permitido pisar el césped”, se constituirá en una invitación y nos sugerirá la posibilidad de transgredir y en consecuencia poco a poco tendremos cada vez más personas fuera del camino.
Entonces “No al nuevo Código Civil”
Mendoza, 19 de noviembre de 2012.
Pablo R. Marianetti. Empleado Judicial con experiencia en Minoridad, Familia, Derecho Civil y Penal. Ciudadano que se informó sobre el proyecto de reforma del Código Civil. Fuentes: Colegio de Abogados de la Provincia de Mendoza. Conferencia Episcopal Argentina. Página web del proyecto de reforma.