sábado, 18 de abril de 2020

A "Poco Ortodoxa" la falta una segunda parte



Mi opinión sobre "Poco Ortodoxa", la serie nro. 1 de Netflix en estos momentos. Se puede ver, está bien filmada y viene bien en esta cuarentena para discutir en familia muchos puntos controvertibles. No voy a analizar aquí en profundidad el movimiento jasídico el que a mi juicio con su segregacionanismo alimenta el victimismo judío sino la faceta propagandista sobre la "opresión" de las religiones que contiene la película y aprovechar para una nueva puntualización sobre mi posición acerca de las verdaderas causas de la actual "violencia de género". La película trata de la historia real de una chica judía que abandona su comunidad ultraortodoxa en Nueva York y se fuga a Alemania instigada por su madre. Al parecer los factores de opresión que la observancia religiosa impone a la joven son abrumadores: mujeres "condenadas" a ser fábrica de bebés, matrimonios arreglados por los padres, camas separadas, sexo solo los viernes, mujeres casadas que deben raparse porque el cabello es un elemento para la lujuria masculina que atraería el adulterio, menstruación impura y limpieza de sangre cada 15 días, etc. El fracaso matrimonial está caricaturizado y no es representativo porque a Esty (el nombre de la heroína) no le podía haber tocado un marido más insípido y ella está aquejada de vaginismo. Hay que reconocer que la pelicula insinúa lo que sería la otra cara de la "liberación" de Esty: Un Berlín desculturalizado (/y por ende descristianizado) donde es difícil encontrar un alemán étnico, lesbianismo en la madre y los infaltables novios homosexuales facheros.que se besan con fruición. Es rescatable la escena donde la joven rechaza el aborto que le propone la médica y se emociona escuchando los latidos de su bebé en estado embrionario. La historia bien podría haber concluído con Esty violada en manada por una patota en Berlín y tendría una moraleja bien válida. Las normas jasídicas con un exceso evidentemente pero unicamente porque el cristianismo (en sus distintas vertientes) está tan descafeínado en la actualidad puede parecernos chocante que el poderoso impulso sexual de la humanidad está orientado natural y biológicamente al matrimonio monogámico y que la maternidad es consustancial a la mujer. Sin maternidad la mujer es aborto, objeto sexual, pornografíal y prostitución. Por cierto la cuestión no es líneal, hay mujeres que deben prostituirse para sostener a sus hijos con padre masculino abandónico y meretrices que se redimen con la maternidad. A lo que voy es que el "Sexo libre" a partir de la píldora anticonceptiva no "liberó" la mujer sino que la convirtió en objeto sexual, perdió dignidad antropocéntrica y la promiscuidad con el frecuente cambio de parejas incrementó las ocasiones para que se topara con un loco matratador y femicida. A "Poco Ortodoxa" la falta una segunda parte con la otra faceta de la "liberación femenina".

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